La Primera Cita .

Trewesdei, Rethe 5, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.

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- ¿Te gusta soñar?
- No mucho. ¿Y a ti?
- Ídem.
- Soñar parece de idiotas.
- No, es de humanos.
- ¿Somos idiotas, entonces?
- No, humanos un poco aburridos, tal vez.

La Amarga (no) & la Dulce (sí) .

Monendei, Solmoth 27, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.

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Me da risa el hecho de esperar de diferentes formas (y en diferentes situaciones) y sentir siempre lo mismo, como si la creatividad no valiese la pena. Esperar, sí. El acto en sí ya significa pegarse siete cabezazos en la pared, como cuando andas aburrido y no sabes qué hacer; pero no soy tan bruta (creo). No importa a quién espere (o qué), dónde, o cómo. Sobre todo, no importa el cómo. Porque siempre las ansias te distraen, o más bien te concentran.. .en ese objetivo que intentas no tomar mucho en cuenta. Para qué , si estás muy entretenida leyendo un libro o peinándote frente al espejo hasta que el cabello quede liso y exhausto. Para qué , pero ya te acuerdas de esa otra cosa que estás haciendo, y que es esperar. Te concentras en la autenticidad de tus acciones. Dejas el libro o el peine de lado, te muerdes el labio inferior y observas la nada. Te das unas vueltas estúpidas, estúpidas realmente. Te sientes (me siento) completamente atada a la habitación, a la casa , a esa maldita sala de espera, y comienzas a pensar (comienzo a pensar) en aquellas pobres dueñas de casa condenadas a esperar durante todo el día a sus maridos para que éstos no las tomen en cuenta por la simple razón de que están cansados. ¿Cansados de qué? Y la pobre esposa, la humillada esposa, esperando.. . haciendo como si limpiara los cuartos, como si cocinara, como si viera la teleserie de las 2, las 3 , las 8, como si.. . tantos comos, y ella sólo está esperando, maldita sea, un beso cansado, una queja, un abrazo frío, una mitad de cama que más se asimila a la mitad más ácida de un limón.
Después de ese sufrimiento ajeno, más vueltas y labios carcomidos, opto por poner alguna música por ahí, pero esa tonta comparación entre la esposa sumisa y una no tan larga espera (pero sí muy aburrida) me desconcentra (¿o me concentra?) y me voy al carajo. Literalmente. Subo a mi cuarto, agarro mi bolso más cercano, el libro , el peine, y me largo donde la espera no me pese tanto. O mejor dicho, donde no me estorbe, donde no exista. Porque al fin y al cabo, yo no soy una mujer sumisa.

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Seguramente así podría conseguir mi sable láser morado, usando mi lado oscuro para encontrar una solución que pueda servirme en mi lado más benéfico. Bah, no estoy hablando de opuestos, si no de complementos. Transformar las desdichas no en algo maravilloso , pero sí aceptable. Y no es que me ocurra.. . bueno, a quién engaño. Salí a caminar y dejé millares de cosas terribles a cargo de la sinceridad. Ahora si que puedo volver a casa. Hay alguien (o algo) esperándome.

Para Alucinar.. .

Trewesdei, Solmoth 14, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.

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Until the desired constellation appears.. .


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El Límite y su Más Allá .

Sterrendei, Solmoth 11, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.




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Justo a tiempo,
Al borde, justo al borde
Ella vistió de rojo su palidez agónica
Y no olvidó al sol, no, no lo olvidó.

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No más frío. No más dudas, no más lágrimas añejas. No más arpas desafinadas. Así de simple, así de rápido. Ay, si la gente supiera... hay algo que mueve el mundo a través de ellos, algo más que se aventura por el aire además de los insectos, las aves y los aeroplanos. Algo más que arde junto al fuego, si no es el fuego mismo, enredando las miradas en su centelleo. Algo más que nos hunde en sus mareas, o nos extasia con el aroma del césped húmedo y el sonido de la lluvia. Algo que Jacko, confuso, comprendió esa tarde. Porque allí en la frontera de las tierras de sus padres con las de otra familia desconocida, su extraña certeza adquirió forma física. Carne y hueso, alma escondida y fugaz, mirada perdida en paisajes interiores. El chico sintió angustia, luego una desorbitante atracción comenzó a llevarlo a ella. A Robin, a la pobre Robin que coleccionaba lágrimas en frasquitos de cristal y se sentía partida en dos. La etérea Robin cuya imaginación perdió una de sus alas, y allí estaba el ala, junto a uno de los hombros de Jacko, del cálido Jacko que precisamente ahora necesitaba compartir su áurea tibieza con ella, sí, con ella. No había nadie más, y el ala le pertenecía. Era suya, era suyo, y la frontera les pertenecía. Oh, triste Luna, girando en un cielo que no le corresponde. No es el aire, no es el aire, y ese es el gran motivo para sonreír. Habrá que cambiar la última etiqueta. No, habrá que romper el frasco y liberar aquella laguna abandonada. Ay, si la gente supiera, si la gente pudiera romper frascos más seguido. Si la gente quisiera...


Después de eso, sólo habría que caminar por el límite, más arriba y más adentro, aunque no parezca existir un rumbo.