Trewesdei, Rethe 5, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.
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- ¿Te gusta soñar?
- No mucho. ¿Y a ti?
- Ídem.
- Soñar parece de idiotas.
- No, es de humanos.
- ¿Somos idiotas, entonces?
- No, humanos un poco aburridos, tal vez.
I'm the Hero of the story, don't need to be saved.
Trewesdei, Rethe 5, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.
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- ¿Te gusta soñar?
- No mucho. ¿Y a ti?
- Ídem.
- Soñar parece de idiotas.
- No, es de humanos.
- ¿Somos idiotas, entonces?
- No, humanos un poco aburridos, tal vez.
La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 10:35 p. m. 4 trululús con lsd a la vena
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Trewesdei, Solmoth 14, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.
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Until the desired constellation appears.. .
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La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 10:12 p. m. 1 trululús con lsd a la vena
Sterrendei, Solmoth 11, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.
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Justo a tiempo,
Al borde, justo al borde
Ella vistió de rojo su palidez agónica
Y no olvidó al sol, no, no lo olvidó.
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No más frío. No más dudas, no más lágrimas añejas. No más arpas desafinadas. Así de simple, así de rápido. Ay, si la gente supiera... hay algo que mueve el mundo a través de ellos, algo más que se aventura por el aire además de los insectos, las aves y los aeroplanos. Algo más que arde junto al fuego, si no es el fuego mismo, enredando las miradas en su centelleo. Algo más que nos hunde en sus mareas, o nos extasia con el aroma del césped húmedo y el sonido de la lluvia. Algo que Jacko, confuso, comprendió esa tarde. Porque allí en la frontera de las tierras de sus padres con las de otra familia desconocida, su extraña certeza adquirió forma física. Carne y hueso, alma escondida y fugaz, mirada perdida en paisajes interiores. El chico sintió angustia, luego una desorbitante atracción comenzó a llevarlo a ella. A Robin, a la pobre Robin que coleccionaba lágrimas en frasquitos de cristal y se sentía partida en dos. La etérea Robin cuya imaginación perdió una de sus alas, y allí estaba el ala, junto a uno de los hombros de Jacko, del cálido Jacko que precisamente ahora necesitaba compartir su áurea tibieza con ella, sí, con ella. No había nadie más, y el ala le pertenecía. Era suya, era suyo, y la frontera les pertenecía. Oh, triste Luna, girando en un cielo que no le corresponde. No es el aire, no es el aire, y ese es el gran motivo para sonreír. Habrá que cambiar la última etiqueta. No, habrá que romper el frasco y liberar aquella laguna abandonada. Ay, si la gente supiera, si la gente pudiera romper frascos más seguido. Si la gente quisiera...
Después de eso, sólo habría que caminar por el límite, más arriba y más adentro, aunque no parezca existir un rumbo.
La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 11:58 p. m. 2 trululús con lsd a la vena