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¿Quién sabe?
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La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 11:00 p. m. 2 trululús con lsd a la vena
Aquel Instante Mágico Pt. 2 (mejor compartido) .
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Toc, toc.
- ¿Sí, hija?
- ¡Mira por la ventana!
Se apresuró en correr la cortina a un lado, y el viento fresco del atardecer le acarició el rostro.
- ¡Ohhh, qué liiiiindo! - exclamó, ante esa pintura al óleo que el sol colgaba del cielo, de vez en cuando.
Me abrazó, y yo le di un beso en la mejilla, feliz.
- ¡Qué romántica mi hija! - dijo, con los ojos brillantes, llenos de rosa y naranja -. Te estás poniendo emo. . .
- ¡NO! - grité, mezclando mi satisfacción de buscadora de tesoros con esa indignación fingida, tan recurrente en mí.
- ¡Ji, ji, ji! ¡Era broma! Pero. . . ¡igual eres romántica ja, ja, ja!
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La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 8:23 p. m. 2 trululús con lsd a la vena
Unsoplidoremolino .
Highdei, Crudo Invierno/Feliz Primavera 20, año 7469 según el Cómputo de la Comarca.
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Arremolínate, me dijo, y me puse a dar saltitos sobre el fino borde de mi taza de café. Café humeante. Café helado. Un montón de colores en una cesta, toda la vida a través de una mirada dulce, que se hace pasar por un eterno arcoiris, pero que es aún mejor. Se esconde, porque no tengo sabor a cielo, no huelo a divinidad, no soy un arcángel en carne y hueso, no caí del firmamento como una ansiada estrella fugaz. ¡Ja, ja! Yo le hice caso, mi vida de tanto girar se hizo inmune a los mareos monumentales, pero ya nunca más caminé en línea recta. Hipnotizó mi almohada, mi cesta de colores, mi afán de remolino, y se escondió, porque ésta chiquilla arrebolada no era lo que esperaba. Yo lo busqué, para decirle: “Señor, a partir de ahora, usted no huye más de mí.” Él fijó sus fingidas pupilas arcoíricas en mi rostro, y susurró: “Es que yo no te esperaba.” ¡Mentira! ¡Quién te mira así no te va a dejar doblar la esquina! “Pues claro que no, pero aquí estoy”, le dije, y salí corriendo, sin saber si me había aferrado a una de sus manos o no. Cajita de sorpresas. Vacié la cesta sobre mí, infusión de manzanilla con un poco de rojo fuerte. Hace bien para subir las revoluciones. Pasto verde para efectos narcóticos. Naranja para curar alergias del alma; si tengo suerte, floto como una burbuja feliz. Morado para llenar mi cabeza de psicodelias. Armo el menjunje. Mezclo, mezclo todo. Arremolínate, gira, aunque no haya viento que sople sobre ti. No, no tiene gracia. Le pedí que soplara, pero no quiso. Sus ojos dejaron de mentir, lo descubrí. Yo, solita, nadie más, ni la otra, ni ese de allá, ni la vieja en chancletas con sus millares de gatos pelusientos. No soy cielo, pero quizás haya algo de eso aquí, donde todo combina, donde todo se comparte con el infierno. Te di mi color favorito, aunque te quedaras sentado en el basurero de los juguetes oxidados, pensando todavía que yo no era lo que tú esperabas. Eres bueno revolviendo la sopa de tu conciencia. ¡¿Ah?! En la vida no se espera, se... se... ¿Qué se hace? Recuérdamelo.
La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 11:59 p. m. 1 trululús con lsd a la vena
Lo inevitable de la absurda cotidianeidad .
En un flash de cuatro años logré captarlas, revelarlas y enmarcarlas en lo más profundo de mi corazón. Ahí quedaron, inolvidables . . . y con todas sus escenas derivadas del absurdo :*
http://www.youtube.com/watch?v=7CaO5OY8vD8
El viejo regalo, ¿se acuerdan?
La caleidoscópica Lilioshka Leliv te empañó la ventana a las 1:46 a. m. 3 trululús con lsd a la vena