Qué inútil.

Monendei, Halimath 21, año 7472 según el Cómputo de la Comarca.
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¿Sabes por qué las nubes lloran? No, es cierto, no lloran; pero llueven, sobre todo ahora, con ese olorcito a primavera y pan tostado que tanto me gusta. ¿Sabes por qué lloro yo? Claro, tienes razón: yo tampoco lo hago. Siempre estoy lloviendo, de adentro hacia afuera, y no puedo hacer caso omiso de la sed de mi cuerpo, ni del pastito que crece en mi alma. El pastito que cambia con las inmutables estaciones, qué extraño.. así se siente el silencio luego del diluvio, inmutable, y yo lo interrumpo constantemente con esas explicaciones que nadie entiende. Nadie me creería si le dijera que las lágrimas brotan solas de los nubarrones turbios de mis ojos, y que no tengo que esforzarme demasiado para provocar una masacre descomunal . No existe la sequía en mí, pero las flores se ahogan porque no tienen paraguas, y que más quisiera yo que un cactus en medio del desierto, único, cósmico, solitario...