Trewesdei, Postyule 13, año 7472 según el Cómputo de la Comarca.
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Mientras caminábamos por Estrella Solitaria, mi hermamita y yo nos preguntábamos, ¿por qué las cosas están huyendo de nosotros? Se supone que debería ser al revés, pero no. En nuestra travesía de vuelta a casa nos encontramos con muchos objetos huidizos y cosas semejantes.
1.- La sandalia de la esquina: Al comienzo, pensamos que se había perdido, y eso nos provocó mucha pena. Pero después, para no sentirnos tan mal (sabíamos lo terrible que era para la sandalia no poder cruzar la calle), llegamos a la conclusión de que tal vez estuviera escapando de la tienda de calzado en búsqueda de la libertad. Cómo no podía arrancar sola, volvió a la tienda, llamó a un zapato amigo y salieron a patiperrear (?). Al final del maravilloso viaje, llegaron a un parque, se encontraron con una señora que andaba de picnic, y cómo andaba descalza (y dormida), la sandalia y el zapato se acomodaron en los rechonchos pies de la señora, y fueron felices para siempre.
2.- El eructo cósmico: Nada. Salió por una ventana desconocida, y recorrió la calle hasta llegar a nuestros oídos.
3.- La chaqueta colgando de la ventana: Mi mamá dice que se estaba arrancando de una vida infeliz. Yo digo que se estaba tratando de suicidar. Al fin y al cabo, es lo mismo.
4.- El remolino del árbol: No sé si estaba tratando de huir, pero el hecho de estar girando como loco ya es sospechoso!
5.- La puerta suicida del 2do piso: Nunca había visto un fenómeno como éste. En lugar de una ventana, había una puerta. La abres y adiós mundo. Al principio pensé que la puerta de entrada se había desdoblado, y lo que yo veía allá arriba era su alma, pero no. Esta era una de las puertas interiores, quizás la del baño o la de alguna habitación, que descontenta por ser tan tonta y observar tantas cosas que no comprendía, traspasó paredes y obstáculos para llegar allí, al borde del abismo.
Me pregunto si todo eso no será sólo parte de mi imaginación.
No es que yo quiera huir.. es que el mundo está tratando de alejarse de nosotros. ¿Será que somos demasiado dañinos, a veces?