Sunnendei, Halimath 26, año 7473 según el Cómputo de la Comarca.
.
- Brunilda, ayúdame.
- Aquí estoy, te escucho.
- ¿No puedes venir y darme un abrazo?
- No,tengo las manos ocupadas.
- Diablos, ¿no puedes simplemente..?
- Además, luces como si te hubiese dado la peste. Deberían declarar cuarentena en este lugar. Y desinfectarte unas diez veces por día, como mínimo.
- ¿Esa es tu idea de ayuda? Gracias, muchas gracias.
- Sólo estaba siendo agradable, nada más.
- No necesito que seas agradable conmigo, necesito respuestas a mis preguntas.
- Aquí vamos otra vez..
- ¿A qué te refieres?
- ¿Cuántas veces tengo que repetirte que yo sólo soy una simple cuentacuentos?
- Pero puedes responder mis preguntas... indirectamente.
- Cabeza dura. Creo que la enfermedad está carcomiendo tu sentido común. ¿Cómo te sientes?
- Me hierve la cabeza.
- ¿Algo más?
- La sangre, los músculos, el pecho, los ojos, el pelo...
- Te estás incendiando.
- Necesito hielo.
- Con hielo no se apagan las hogueras, necesitas algo más poderoso.
- ¿Qué sabes tú de apagar hogueras?
- Oh, mucho más que tú, créeme.
- ¿Estás escribiendo?
- ¿Qué crees?
- ¿No existe algún remedio para esto en tu libro, Brunilda?
- Existen muchos; de hecho, cada página es un remedio, pero necesitamos dar con la página correcta, y luego liberarla.
- ¿Liberarla cómo? ¿Contando la historia?
- Los cuentos son medicinales, querida. Sanan el espíritu, pero no puedo contarte cualquiera. Necesitamos aquel que pueda apagar tu hoguera interior. Pero antes debo saber algo... ¿quieres realmente apagarla? Muchos enfermos tienen miedo de sanar, y se aferran a sus males porque están inseguros de sí mismos.
- Por supuesto que sí.. si no quisiera apagarla, no te estaría pidiendo ayuda, ¿no es cierto?
- No me mientas.
- Yo...
- No te atrevas a mentirme. Pero está bien, buscaremos la solución. Primero, debes tener en cuenta que las cosas cuando mueren y se destruyen, sólo están transformándose. Eso es una ley elemental. No le tengas miedo a la destrucción. Así que deja que el alma siga ardiendo, mientras yo busco entre las páginas.