Meresdei, Wedmain 16, año 7469 C. de la Comarca .
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Cuento viejo, cuento eterno .
Dedicado a ese par de seres, perdidos por ahí... Supongo que es obvio .
Se solía decir, que en una grandiosa y parafernálica ciudad, existía una calle totalmente silenciosa, oscura y aburrida. Desde la avenida principal se podían observar los tachos de basura abiertos, y la mugre colándose por las rendijas de las puertas y ventanas desvencijadas. Una tenue niebla le daba un toque de misterio y un aire desconocido. Nadie entraba a esa calleja, era el detalle horripilante de una metrópolis llena de luces y vida activa.

Sin embargo, también se decía otra cosa. Que la calle era mágica. Si una persona valiente la atravesaba, le podían ocurrir cosas grandiosas; ciertas visiones acudirían expulsando la oscuridad desde ese momento en adelante para quién fuese el atrevido. Quizás que otras maravillas se verían, era algo inimaginable. Aún así, nadie caminaba por la calle sin nombre. A nadie le interesaba, salvo a una persona especial.
Alessandra caminaba con seguridad hacia la entrada de la intrigante calle. Sentía que no tenía nada el mundo que pudiese perder, pero tal vez ganase algo intentando lo que nadie había hecho antes. Las luces eléctricas y vacías de la ciudad no le llamaban la atención, ella quería encontrar su luz interior. Aquella que seguiría iluminando, cuando las ampolletas ya no funcionaran.
Se paró decididamente frente a la negrura y la niebla. ¿Qué pasaría? ¿Qué vería? No lo sabía, y la adrenalina de hallarse ante lo inexplicable la llenaba de energías. Sabía que llegaría al otro lado, viva, y con su alma brillando con nuevas experiencias. Y quería dejar sus penas y pesares atrás, tirados junto al resto de la basura. Tomó una bocanada de aire, y se adentró en el callejón.
Sintió que de pronto, sus ojos se cerraban. ¿O era la oscuridad la que la dejaba a ciegas? Estiró un brazo, sabiendo que pronto alcanzaría algo. Sí, sus dedos pronto chocaron con una puerta, que chirrió con fuerza al abrirse bajo la presión de la mano. Sin ver nada, la muchacha entró al lugar. Escuchó de pronto, risas fuertes, gritos llenos de espanto y angustia, aplausos, maullidos de gatos y susurros de amor. De a poco, y todo a la vez. No se tapó los oídos, no tenía miedo, aunque quería que los ojos volvieran a abrírsele.
Escuchó que la puerta volvía a chirriar. Alguien había entrado tras ella. ¿Había otro ser tan valiente como ella en el planeta? ¿Se hallaría en las mismas condiciones? Sintió los pasos suaves, un suspiro leve, y un aroma que no supo definir, pero que le recordó breves momentos de felicidad. Alessandra dio unos pasos pequeños, tratando de palpar con las manos lo que se le cruzara. De pronto, corría un viento suave, que le refrescaba el rostro, y la guiaba hacia cierta dirección. Sus oídos captaron el sonido del agua corriendo por un arroyo, la brisa contra las hojas de los árboles, el canto de algunas aves. ¿Desde cuando se hallaba allí? Sonrió, había magia en el aire.
Su mano izquierda tocó algo. Algo vivo, que también se movía. Estiró su otra mano, y tocó suavemente otra vez. Ahogó un grito; era un ser humano. La otra persona se quedó inmóvil, respirando con algo de tensión. Alessandra tocó el cabello del otro, era suave y caía un poco largo. Siguió palpando y encontró un rostro firme, unos párpados que deseaban abrirse, una nariz que le pareció respingada, unos labios delgados que se abrían temblorosos. Ella retiró sus manos rápidamente. Ahora fue el turno de que otras manos la tocaran e hicieran el mismo recorrido. Se sintió nerviosa, expectante. Quiso preguntarle quién era, pero no pudo.
Una mano fuerte se aferró a una de ella. Tranquilamente, comenzaron a caminar por el lugar que a ratos parecía una habitación, y un bosque. La puerta se cerró tras ellos. Estaban de vuelta en la calle sin nombre, pero ya no era silenciosa, si no que repleta de ruidos diferentes, como si estuviera llena de gente. Personas imaginarias chocaban contra ella y la encerraban, pero la mano del otro seguía llevándola hacia el final de la calle. El sol pegaba fuerte, y de repente comenzaba a llover. Llovían flores. Flores que se convertían en agua, o agua que se transformaba en flores. Parpadeó, vio una silueta marcada por la lluvia. Y escuchó una voz varonil, susurrándole al oído: “Cuando lleguemos, podremos comprobar si la luz brilla en nuestro interior”.
Alessandra sintió que su corazón latía fuerte. La voz pertenecía a aquel que la acompañaba. ¿Quién era él? No se lo preguntó más. Estiró la mano libre, y unos labios besaron sus dedos, con dulzura. La silueta dejaba de ser borrosa. Juntos siguieron paseando entre las vivencias que sus sentidos lograban captar y guardar en sus corazones. Sin que lo supieran, sus almas ya brillaban, y la oscuridad de la calle sin nombre se apaciguaba. Pronto llegarían al otro lado. La luz se crea a partir de lazos de amor, y magia.
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¿Y como me iba a olvidar de la loca de Alessandra? :)

3 comentarios:
¡Qué lindo!... Recuerdo tu space, cuando leí por primera vez ese cuento... y después te conte que fue uno de mis favoritos... Ojalá a tu tía Paula le funcione :)... La magia más fuerte es el amor... la luz es la esperanza... la paz :3
Cuidate... no tengo mucho que decir
Me encanta ese cuentito ^^
:3
Bye
me encanto en cuentooo!!!
como solo del amor se llega a la luz...
es verdad xD
lo ameee...
es muy relindo
puxi ya ni se ke desir...
bueno te kero harto
besos
abraxos
_adioZ_
¡Excelente! Muy lindo, yo también recuerdo haberlo leido en tu space, y me gustó muchísimo entonces, y más ahora, que de alguna forma lo entiendo mejor, lo siento más cercano.
Besitos Leeloo.
Y feliz cumpleaños a la Ale! otra vez :3
Au Revoir
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