La Amarga (no) & la Dulce (sí) .

Monendei, Solmoth 27, año 7470 según el Cómputo de la Comarca.

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Me da risa el hecho de esperar de diferentes formas (y en diferentes situaciones) y sentir siempre lo mismo, como si la creatividad no valiese la pena. Esperar, sí. El acto en sí ya significa pegarse siete cabezazos en la pared, como cuando andas aburrido y no sabes qué hacer; pero no soy tan bruta (creo). No importa a quién espere (o qué), dónde, o cómo. Sobre todo, no importa el cómo. Porque siempre las ansias te distraen, o más bien te concentran.. .en ese objetivo que intentas no tomar mucho en cuenta. Para qué , si estás muy entretenida leyendo un libro o peinándote frente al espejo hasta que el cabello quede liso y exhausto. Para qué , pero ya te acuerdas de esa otra cosa que estás haciendo, y que es esperar. Te concentras en la autenticidad de tus acciones. Dejas el libro o el peine de lado, te muerdes el labio inferior y observas la nada. Te das unas vueltas estúpidas, estúpidas realmente. Te sientes (me siento) completamente atada a la habitación, a la casa , a esa maldita sala de espera, y comienzas a pensar (comienzo a pensar) en aquellas pobres dueñas de casa condenadas a esperar durante todo el día a sus maridos para que éstos no las tomen en cuenta por la simple razón de que están cansados. ¿Cansados de qué? Y la pobre esposa, la humillada esposa, esperando.. . haciendo como si limpiara los cuartos, como si cocinara, como si viera la teleserie de las 2, las 3 , las 8, como si.. . tantos comos, y ella sólo está esperando, maldita sea, un beso cansado, una queja, un abrazo frío, una mitad de cama que más se asimila a la mitad más ácida de un limón.
Después de ese sufrimiento ajeno, más vueltas y labios carcomidos, opto por poner alguna música por ahí, pero esa tonta comparación entre la esposa sumisa y una no tan larga espera (pero sí muy aburrida) me desconcentra (¿o me concentra?) y me voy al carajo. Literalmente. Subo a mi cuarto, agarro mi bolso más cercano, el libro , el peine, y me largo donde la espera no me pese tanto. O mejor dicho, donde no me estorbe, donde no exista. Porque al fin y al cabo, yo no soy una mujer sumisa.

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Seguramente así podría conseguir mi sable láser morado, usando mi lado oscuro para encontrar una solución que pueda servirme en mi lado más benéfico. Bah, no estoy hablando de opuestos, si no de complementos. Transformar las desdichas no en algo maravilloso , pero sí aceptable. Y no es que me ocurra.. . bueno, a quién engaño. Salí a caminar y dejé millares de cosas terribles a cargo de la sinceridad. Ahora si que puedo volver a casa. Hay alguien (o algo) esperándome.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Cuac!!
:)

Me puse a llorar con el video de alucinar X3!
joooo
esq toy tiste...

donde estas?
me quitaste de las pistas de aterrizaje para nube! X3!
jops..


en fin..

besitos! te quiero!

Carlos Galdames dijo...

huau muy bueno tu blog me sorprendiste una vez mas...

Unknown dijo...

Esperar... odio esperar, creo que no solo tu y yo odiamos esperar, creo que todos odiamos esperar, pero siempre esperamos que alguien nos espere, entonces, tal vez llegue un momento donde todos dejemos de esperar, y como todos no esperaran a nadie, todos nos sentiremos mal, por que nadie nos esta esperando.