Hevensdei, Halimath 17, año 7471 según el Cómputo de la Comarca.
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Ella era una flor muy sencilla y pequeña, de esas silvestres que llenaban los prados de forma repetitiva y unicolor.
Nadie la miraba.
En otoño, la tierra se volvía dorada y ella soñaba melancolías.
En invierno, el césped moría, y ella lloraba sin pétalos bajo la lluvia.
En primavera, ella adquiría siempre el mismo vestido, y se aburría de las risas.
En verano, la luz se hacía insoportable , y ella sentía su alma marchitarse.
Nadie la miraba.


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