Trewesdei, Thrimidge 23, año 7474 según el Cómputo de la Comarca.
Recuerdo que la primera vez que me gustó un niño, yo tenía cuatro años. Creo que se llamaba David o Felipe, y era el más bonito del pre-kinder. La última vez que lo vi supe -por la forma en la que me sonrió al despedirse- , que yo le gustaba. Pronto lo olvidé, porque habían otras cosas más importantes ocupando mi mente. Libros, por ejemplo. ¿Quién lo diría? Bueno, no es algo realmente sorprendente viniendo de mí . Las sorpresas vinieron después, cuando ya era más grande.
Me perdí en una infancia llena de árboles, rayos de sol, guaridas secretas y páginas de libros que me refugiaron de lo que estaba sucediendo en el exterior. Mi interés en el sexo opuesto se vio bastante disminuido después de las profundas heridas que recibí , heridas que dejaron de importarme hasta que descubrí que el veneno seguía adentro y no podía ignorarlo . A los 7 años decidí que no quería tener nada que ver con nadie, y armé mi vida en otras dimensiones mejores, para olvidarme de la decepción en la que habitaba continuamente . Yo era una niña bonita, me gustaban niños y yo les gustaba a ellos, pero nada más. Creo que inconscientemente me hacía de amigas más bonitas que yo para pasar desapercibida. Me dolía, pero a la vez era cómodo. No quería que nadie se me acercara lo suficiente. Y me gustaba sufrir, creer que no era merecedora de nadie .
Así crecí , alimentando sueños de que algún día, encontraría a alguien que me quisiese lo suficiente, pero a la vez, despreciando cualquier tipo de relación. No las encontraba atractivas . En octavo básico, me gustaba el mismo niño que a mi mejor amiga de ese entonces. Era colorín , pecoso y simpático. Creo que le gusté alguna vez, pero yo lo dejé pasar, porque prefería conservar la amiga que tener un pololo. Yo le escribía cartas de amor en nombre de ella, como un favor. Imitaba su letra y su firma, e inventaba versos y frases tontas. Ella decía que yo tenía talento para eso, ja ja ja. Pronto dejé de hacerlo, porque sentía envidia. Todos los idiotas se fijaban en ella, y me usaban a mi para sus románticos fines. La odié a ratos, pero cuando me cambié de colegio, lamenté haber sufrido por ello.
En mi nueva vida en Santiago, me di cuenta de que era demasiado simple, demasiado suave, demasiado natural. Siempre le gusté a uno que otro, pero yo no me gustaba así que poco me importaba . Mi primer pololo fue uno de los mejores amigos de mi hermano. Duramos dos meses porque no soporté más aquel estado. Lo mismo me pasó con el segundo. Fueron cuatro meses, y adiós. Me sentía atrapada , y extrañamente asqueada. No de ellos , sino que de mí estando con ellos. Todos me decían que algo tenía con los músicos, ambos lo eran. Y el tercero también. Esa fue la primera vez que puse de mí en una relación . Fue algo real, tangible y lleno de atmósferas que no comprendía. Nunca supe que fue lo que nos unió y tampoco que fue lo que nos separó. Porque no fue un "alguien" quien nos separó, aunque todo el mundo lo crea así. Ya estábamos lejos desde mucho antes..
La cuarta vez parecía ser la vencida. No lo fue ni por asomo. En realidad , fue una de las metidas de pata más maravillosas de la existencia. Todo lo que creí, pensé e hice alguna vez quedó invalidado. ¿Y por qué? Porque fue algo que elegí a conciencia. Por esta razón, todo dolió mucho más, todo se sintió más tempestuoso y profundo. Ahora que ha pasado cierto tiempo, tengo sentimientos encontrados. Pero me siento bien. No hay mejor maestro que el dolor, dicen. Y yo que me tomaba el asunto tan a la ligera... ja ja , acabé sumergida en un lío de esos de película, pero donde todo acaba mal. Logré sorprenderme a mi misma con todo ese río de amor que ahora estoy redirigiendo a mi persona, porque lo merezco más que cualquiera. Sí, me leo como una mujer decepcionada y desilusionada, y así estoy en efecto. Sin embargo, estoy contenta porque no necesito una muleta llamada pololo (no las que venden en el mercado nacional, por lo menos). Y estoy salvando a la niña de 7 años que se sentía como un ciervo entre los lobos. Lo que ocurre ahora es otro tipo de decepción, uno que viene acompañado del crecimiento . Muchas veces siento rabia, porque las opciones que tomé no fueron las adecuadas, ¿pero qué es realmente adecuado en la vida? Adán me dijo que he vivido demasiadas vidas sola, y se siente como una verdad innegable. Estoy cansada de aquello, y desilusionada porque todo lo que hice fue creer ciegamente en un compañero que trató de existir, pero que simplemente no seguía el ritmo de la trayectoria. No puedo culparlo, fue mi elección. Uff, siento alivio, porque si llego a encontrar algo, no será aquí, así que tendré que irme lejos ! De algún modo sigo siendo la misma cabeza-de-libro de siempre, pero tengo los pies bien puestos en la tierra.
No-quiero-vivir-esto-una-vez-más.
He aprendido.
Ahora quiero pasarla bien, gracias.
3 comentarios:
Melioth es una chica bastante loca y deshinibida, alegre, llena de energía. Orión se enamora de ella, pero ella sólo lo ve como un amigo, como su complice y compañero de aventuras. Gabriel, tío de Orión, también se enamora de Melioth, pero él lo niega, por su sobrino y por el problema de la edad. Y de que Melioth es hija de su mejor amiga.
Melioth, en realidad, no siente nada más que cariño y admiración por Orión y Gabriel, respectivamente, pero su corazón está empezando a ver con otros ojos a Gabriel. Y se siente feliz cuando él la mira con gesto enfadado. Y le pinta con paisajes hermosos su agria oficina. Y se divierte llenando de luz el mundo sombrío del doctor.
Un día él le dice que la ama. Ella huye, asustada de aquel sentimiento y una vez lejos, mira a Gabriel. Lo ve sereno, tranquilo. Con un brillo acuoso en los ojos. Y sonríe. Y en esa sonrisa, Melioth se da cuenta que él está sufriendo y que está tan acostumbrado al dolor, que no le importa que ella se vaya. Y decide volver.
Melioth decide que Gabriel se enamore de ella. Pero no para perderla, sino para que si se va, sufra de verdad, pero que tenga la seguridad que ella no lo abandonará. Quiere que olvide todo lo vivido y que sea feliz de verdad, no que lo intente.
Pasa el tiempo, Melioth es diferente. Le sonríe a Gabriel, le regala cosas hechas por ella, va a la oficina y le coloca color a sus aguas para beber. Y le regala un marco de fotos donde Gabriel coloca una foto de ella. Y lo lleva al parque de diversiones, y le quita esos trajes y esas eternas corbatas para que se coloque ropas alegres, llena de colores. Y mientras trata de sanar el corazón del hombre, nota que lo ama cada segundo que descubre como es en realidad.
El día que Gabriel le regala la casona antigua, esa que siempre quiso, no supo que decir. Y cuando él susurró "con la condición que la compartas conmigo...para siempre" entendió que él estaba sanado, que serían felices y que ella, por fin, podría tomarle la mano como siempre quiso. Y así lo hizo.
Se miraron y comprendieron. Aquel era el amor más real, duradero y difícil que habían encontrado. El más complejo, el más imperfecto. Y solo por eso era el más mágico y sobrenatural.
Esto, prima, es el mega spoiler de DuI Otoño. Sólo te lo daba para que comprendieras que, tal como Gabriel que decidió vivir solo, a ti también te podría aparecer alguien como Melioth, que a pesar del miedo que le dio el amor, decidió quedarse, luchar, sanar y vencer.
Te adoro, prima n.n
Maraca frutera de la gran pija, me hizo llorar tu entrada.
Ama a esa niñita de 7 años, a la que iba en octavo y masoquistamente escribía cartas de amor a nombre de otra, a la que pololeó y se sintió rara y a la que eres ahora, porque es una de las mujeres más maravillosas de la creación y no tiene que ser un hombre necesariamente el que te lo haga ver.
Te amo más y más, querida hermana.
Es extraño, a veces, cuando leo lo que escribes, es como si estuviera leyendo lo que nunca escribí y luego olvidé o:
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