El fin de todas las historias.

Trewesdei, Blotmath 22, año 7474 según el Cómputo de la Comarca.
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I.- No fui capaz de quererlo lo suficiente. No pude. Se me estancó el latido en medio del pecho, y aunque ahora parecer andar a mil por hora, no le creo. ¿Habrá sido él, con toda su maquinaria pesada y sus intensas (y no reconocidas) ganas de guardarme en su jaula de oro? ¿O fui yo la que, definitivamente, se engañó a sí misma creyendo que podía sentir algo diferente? Fuesen cuales fuesen las razones, todo acabó incluso antes de empezar, y no, no le echaré la culpa a nadie: yo no permití que la historia se desarrollara.

II.- Sentada allí sola, en el claro del bosque, se hundió en la miseria más profunda; pero ninguna lágrima fue derramada. En su corazón, la rabia se disfrazó con la imagen de Guinivere y la atosigó cada vez que ella bajaba la guardia. 

III.- Los seres de Yavanna sólo pueden subir a los cielos a través de sus brazos que, como ramas, se extienden cargados de hojas y luz del sol. Pero los seres de Elbereth , si tocan la tierra con la punta de sus pies, corren el riesgo de perder el equilibrio y no volver jamás a Tar-menel. La Mujer Azul amaba demasiado las estancias de Varda como para abandonarlas por un par de ojos que habían caído, lamentablemente, bajo el hechizo de Melkor. Lo supo cuando el Hombre Verde intentó retenerla a la fuerza, con fuego negro en sus pupilas.  Le dolió el corazón cuando huyó de él y escogió quedarse en las alturas, lo cual significaba no volver a verlo nunca más. Pero el árbol se hubiese tragado a la estrella para siempre, la hubiese atrapado en su tronco, ahogándola y transformándola en un ser lleno de oscuridad, y ella no podía permitirlo. 

II.- Morgana tomó una decisión. Ella algún día sería la Dama del Lago, la Gran Sacerdotisa de Avalon. Dedicaría su vida enteramente al servicio de la Triple Diosa y la Antigua Religión, puesto que para ello había nacido. No encontraría reposo en otro corazón que no fuese el de ella, no amaría más ser que ella misma y sus compañeras, que ahora se habían convertido en su familia. Y no defraudaría a Viviana... jamás. 

I.- Si hay algo verdadero aquí, es que efectivamente no caí. Él hubiese sido feliz con mi mentira, pero yo no voy a ser como fueron conmigo. Aún así, sigo preguntándome.. ¿Será él, o seré yo?

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