Time .

Highdei, Halimath 1, año 7474 según el Cómputo de la Comarca. 
.

Ayer Brunilda me preguntó por qué no se me caía la sonrisa del rostro, como en otras ocasiones. Yo, sencillamente le respondí que por fin había hecho algo bien por mi misma, algo honesto, sin caer en ninguna trampa. Tuve que contarle la historia completa para insertarla en el contexto: 

Había una vez un niño disfrazado de hombre que me dijo que era un duende, pero yo no le creí. ¿Te acuerdas del sueño de la otra noche? Del gato herido que se transformaba en niño, luego en hombre, y me pedía amor y yo se lo negaba porque no quería ser su endiablada madre. Bueno, acabo de hacer la conexión... los sueños me advirtieron de su llegada , y yo no supe preverlo. Ahora de alguna manera está unido a mí, y yo, aunque no lo entienda, también a él. ¡Pero hablamos diferentes idiomas, Brunilda! ¡Pertenecemos a planetas completamente distintos! Yo puedo leer un poco lo que me escribe su alma, pero él no lo consigue. Ni leer la mía, ni la propia. Además, está el eterno problema geminiano. ¿Qué hice yo para merecer esto? No, no me estoy poniendo dramática, sólo me hace gracia. Irónicamente hablando. Creo que mejor haría en preguntarme: ¿Qué no hice para merecer esto? Se me coló otro encantador demonio, pero las cosas han cambiado. No quiero esforzarme, no quiero pelear por nadie, no quiero resolverle la existencia a nadie, no quiero entregar más de la cuenta. Quiero que las cosas me pasen. Y si no pasan, bueno... siempre pasa algo en la vida, ¿no? Los duendes no se complican ni sufren por superficialidades, le dije -no con las mismas palabras, claramente- , y si tú decides ser un troll por la fuerza de la costumbre, es cosa tuya. Yo no quiero ser parte de eso. ¿Sabes lo importante que fue ese momento para mí? Decidí conscientemente no sufrir,  respirar y elegir otro camino. Sin embargo, el falso duende sigue ahí, tratando de encontrar la verdad que se le escapó años atrás. Y algo tengo que hacer por él, pero no sé exactamente qué. El tiempo dirá. 


Brunilda guardó silencio, pero yo sabía que mientras le contaba, ella iba escribiendo sin perder detalle. Algo así merecía sobrevivir al olvido. 

No hay comentarios: